domingo, 4 de octubre de 2015

El Barça, supercampeón



UNICAJA 62 - BARCELONA 80

Tras una dura temporada en blanco, el Barcelona Lassa volvió hoy a la senda de los títulos con su sexta Supercopa Endesa, lograda a costa de un impotente Unicaja que se quedó con la miel en los labios ante su afición y bajó demasiado sus prestaciones respecto a la semifinal jugada frente al Real Madrid.

Plaza lo intento todo, desde defensas alternativas al control del rebote, que no logró, y su equipo se fue diluyendo ante la mayor profundidad del banquillo azulgrana y por el esfuerzo del día anterior. El dominio del rebote fue una de las claves con las que Unicaja superó al Real Madrid en la semifinal y Xavi Pascual tomó buena nota para impedir que en la final pasara lo mismo. La alineación de Perperoglou en el quinteto inicial fue una muestra de que los azulgrana iban a apostar por la dureza defensiva.

Los 15 puntos de Pau Ribas y los 13 de Stratos Perperoglou, junto a la aportación ofensiva de Brad Oleson y Aleksandar Vezenkov, suplieron la baja de Juan Carlos Navarro y supusieron una losa para el equipo local, al que no le salió nada ante un rival superior en el primer torneo oficial de la temporada.



Xavi Pascual no ocultó su felicidad por la victoria. “Hemos hecho dos muy buenos partidos. Hemos jugado una muy buena defensa y un buen ataque siempre por encima de los 80 puntos”, destacó el entrenador 'blaugrana', quien resaltó que conseguir la cuarta Supercopa para el Barcelona significaba “mirar al futuro con más optimismo y ganas de seguir creciendo”. El MVP Ribas valoró que el equipo había entendido lo que quería el entrenador, “siendo agresivos tanto en ataque o defensa bloqueando bien el rebote”.

El entrenador del Unicaja, Joan Plaza, precisó que uno de los problemas para que perdiera el equipo malagueño fue que el porcentaje de tiros libres fuera muy bajo. “Si es del 60% es que no estás... Quizá ocurra algo, como que tu cabeza no está centrada y eso define que no seamos capaces de definir o parar algunos parciales”. “Llegábamos un segundo tarde a casi todo”, insistió, “y no hemos tenido la frescura para ganar una final. Han merecido ganar. Lo mejor es que nos hemos sentido arropados por 11.000 personas, pero nos fallaban cabezas, muñecas y quizá al entrenador. Hay que esperar que vengan más finales, estamos dando pasos cada año”.

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